Los falsos dilemas y los
reales problemas de la política griega.
Comentarios a propósito
del auge y del ocaso del nazismo en Grecia
Carlos Simon Forcade
Es verdad, las criaturas monstruosas no nacen ex-nihilo. En este
sentido, Kostas Lapavitsas en un ensayo[1]
publicado en su sitio web, confirma como el partido neonazi Amanecer Dorado es
la criatura política más auténtica que engendró la política de reajuste fiscal
y sanación de la economía pública griega, la cual se aplica a diestra y
siniestra en suelo griego desde hace
casi un lustro. Es decir, el fascismo
puede ser, bajo determinadas condiciones, el síntoma político extremo de una
democracia fallida y la carta siniestra de una una política neoliberal
radicalizada.
Amanecer Dorado –el nombre por sí solo nos preanuncia
en parte de qué va la cosa- no es
simplemente un partido político ascendido al estrellato de los sondeos
electorales y a la categoría de los “bravos de la Nueva Grecia” que saben que
la auténtica acción política se “expresa en la calle”. Estamos también ante un
partido que al mismo tiempo se desenvuelve como organización política que tiene
voz y voto en el Parlamento de la nación, como movimiento social con demandas
radicales, como equipo criminal con importantes reservas de fuerza bruta paralela
y comercio paralelo, una organización con estructura militar y fraseología de
fraternidad secreta, que lo mismo se mueve como un jerarquizado equipo de
comando para “actividades especiales” que como un grupo de políticos de rostro
serio y complexión greco-espartiana que tocan temas candentes, y hasta
inauditos, jugando a la fuerza antisistémica y antieuropea dentro del
Parlamento.
Un partido que se presentó a las elecciones pasadas
de mayo-junio de 2012 como “antisistémico”,
pero que en realidad constituye el pilar fundamental de las deterioradas
relaciones sociales que trajeron la crisis, y por tanto del sistema polítco que
ha sido el responsable de esta crisis estructural que sufre el país. No es un
mero instrumento en manos de los círculos de poder, una forma moderna del
Estado paralelo en el período de la postguerra civil. Por el contrario, es el
nacimiento de un monstruo político, el cual tiene una relativa independencia y
puede poner en peligro las redes del poder político dominante.
Tal es el carácter histórico del fascismo y así ha resultado
también tan peligroso en Europa y en otros lugares. Una respuesta eficaz en
Grecia frente a este fenómeno político requiere una clara comprensión de su
naturaleza. Es cierto que quienes condujeron a este país a esta trágica
situación –quienes hoy ocupan las sillas y tienen las riendas del poder
político- no van a poder controlarlo.
Las políticas de reajustes de la Troika cambiaron el
rostro social de Grecia, pero sin transformar los mecanismos de poder social y
político que causaron la crisis. Tales políticas condujeron al desastre
nacional de la economía, provocando un enorme desempleo y la caída de los
salarios: en resumen han aplastado las clases y grupos sociales mas numerosos y
fundamentales para el sosten y el desarrollo de la economía nacional. La clase
media fue triturada a través de los altos impuestos, la destrucción del tejido
empresarial y la devaluación de los bienes raíces. La sensación de disolución se sintió con más
fuerza en los marcos de la educación y la salud. Comenzó a romperse el tejido
conectivo de la sociedad, a incrementarse el temor ante el alza de la
criminalidad y la ilegalidad.
Las políticas de reajustes de la Troika cambiaron también
al Estado. Con el pretexto de la sanación económica, sustrajeron mecanismos
públicos y potenciales, fueron perseguidos los funcionarios públicos, y las
fuerzas armadas sufrieron un proceso de desestructuración. Los que se ocupan
seriamente con el tema de la organización del Estado, saben perfectamente que
no existe ninguna posibilidad para ningún país de recuperación económica en
tales condiciones, sino todo lo contrario. Los mecanismos de la corrupción y la
colusión se hacen más fuertes, son contratados fundamentalmente compañias extranjeras
y se crea una poderosa oligarquía. Simultáneamente aparecen mecanismos paralelos,
a menudo con estructuras de la mafia organizada, que reemplazan al ya
debilitado Estado.
Finalmente, las políticas de reajustes de la Troika generaron
una intensa sensación de humillación y denigración nacional. Grecia parecía
pedir, obedecer sumisamente a mandatos foráneos, temblorosa ante la llegada de
los “imparciales” burócratas que sólo dan las órdenes. Los griegos sufrieron un
duro golpe por la pérdida de su dignidad nacional y la constante denigración en
los medios de comunicación internacionales.
El Partido Amanecer Dorado supo entender rápidamente
tal desesperación y la ira de las clases media y trabajadora, la inseguridad ante
la ruptura de los vínculos sociales. Sin un programa económico coherente –cómo
podrían además- se proclamó con fuerza contra la política de la Troika.
Simultáneamente se proyectó así mismo como un partido con las manos limpias y
que se preocupaba por la vida cotidiana del griego. Encontraron un fácil chivo expiatorio en los
inmigrantes como culpalbles de la destrucción social y aparentemente sugirieron
soluciones de violencia. De esta manera obtuvo una estrecha relación con el
Estado, el cual aceptaba ya tales presiones de fuerza, especialmente en cuanto al papel de las fuerzas de
seguridad, creando mecanismos paralelos.
Este partido nazi explotó el sentimiento de humillación nacional hablando en
las calles sobre la bandera, las tradiciones nacionales y la la historia.
La verdad es que Amanecer Dorado representa el fascismo
clásico tratando de ocultarse cuidadosamente, porque sabe que el pueblo griego
no ha olvidado la Ocupación Alemana y reacciona automáticamente cualquier cosa
que les recuerde a los nazis. Se presenta como una fuerza antisistémica que
rechaza al sistema político corrupto, mientras que va para la reserva dorada
del stablishment. Por encima de todo,
sin embargo, no es un "jugador" normal en la escena política. El
culto a la violencia, el racismo visceral, la idolátrica creencia en símbolos y la estructura militar
del partido lo hace sea peligroso para el normal funcionamiento de la
democracia parlamentaria. Esta dimensión del fascismo se encontró también tras
los últimos acontecimientos.
El mes de septiembre, resultó decisivo para las
fuerzas parlamentarias que apoyan las políticas de la Troika. La posición
oficial de estas fuerzas es que el programa tiene éxito, que la recesión está
llegando a su fin y que pronto el país tendrá un crecimiento dinámico. El
Gobierno es consciente de que esta falsa imagen no resiste siquiera un minuto de
crítica. En realidad, Grecia necesitaría un nuevo préstamo de la Troika,
mientras que la economía se estancará en ruinas durante varios años. Con la
sociedad encontrándose en sus propios límites, y reduciéndose cada vez más el
apoyo electoral a la coalición que gobierna el país, el callejón sin salida se hace
más visible y amenazador.
El potencial explosivo demostrado por las protestas
en el ámbito de la educación, pero también en el aspecto amenazador de Amanecer
Dorado. El ataque contra el Partido Comunista y los sindicalistas en Pérama
envió un mensaje de autoconfianza que tal movimiento había conseguido. El
asesinato de Pavlos Fyssas les mostró que había llegado el momento de derramar
la sangre no sólo griegos y no sólo de inmigrantes. Teniendo acceso legal al Estado,
el fascismo estaba demostrando poder y impunidad.
La inesperada y rápida movilización del aparato
estatal contra el partido nazi, mediante la captura de sus líderes, muestra que
el gobierno decidió salir del callejón sin salida dando una lección y
restringiendo el riesgo de la ultraderecha fascista. La política troikana llevada a cabo por el poder político en Grecia, se
basó en la primera vez en temor usando
el forzoso dilema de “Memorandum o dracma”, para aterrorizar principalmente a
las capas medias. Ahora que el chantaje perdió fuerza necesita una nuevo
instrumento de terror. El gobierno ahora ensaya un nuevo y falso dilema: "
Memorandum o fascismo".
El gobierno tomó la decisión de presentar al
fascismo como un alto riesgo político a nivel nacional cuyo enfrentamiento se llevaría a cabo por los aparatos policiales
del Estado, en nombre de la «perspectiva europea» y de las «reformas». Decisión
que fue tomada bajo una estrategia de excepción, un día después de que el
máximo representante de este partido nazi anunciara sobre probables coaliciones
preelectorales con el partido Nueva Democracia –el partido del primer Ministro
Antonios Samaras.
Este es el mensaje esencial del "frente
constitucional" del que tanto habla
el Vicepresidente del Gobierno griego Evangelos Venizelos. Es decir: Todos
juntos, con paciencia, perseverancia y fe en la policía, hasta que vengan
tiempos mejores. De lo contrario, lo que le espera a la sociedad, es fascismo.
El nuevo dilema es absolutamente falso y
extremadamente peligroso. La legalidad y la regularidad que predica el gobierno
no es más que la de la pobreza y el autoritarismo estatal. Es una legalidad que
le permite legitimarse como fuerza protectora de un Estado de derecho que
realmente no existe y como fuerza reguladora para controlar todo aquello que
desea controlar en favor de intereses específicamente partidistas.
Las personas que apoyan a Amanecer Dorado no son ni
ideológicamente fascistas, ni criminales fundamentalistas ni racistas intolerantes.
Son, en su mayoría, ciudadanos indignados que buscan una solución a los enormes
problemas que fueron creados por la
politica troikana. Se indignan cuando ven que las estrellas de la vida política
y mediática del país, quienes sabidamente son los responsables de la catástrofe
nacional contiúan gobernando este país. El frente anti-Troika puede ganarlos si tal aparece como una fuerza
convincente de reversión y cambio real para el país: un frente unido de los
trabajadores y de las fuerzas populares con perspectiva radical puede eliminar
la acción criminal del fascismo.
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