9/30/2013

SOBRE LA NUEVA IZQUIERDA EN CUBA

La nueva izquierda cubana ha devenido un término utilizado frecuentemente en Cuba y fuera de Cuba para nombrar o referirse, más que a una tendencia ideológica o un movimiento político en particular, a un horizonte de expectativas que al menos haya cerrado cuentas claras con el pasado cincuentenario de la llamada Revolución Cubana y sus viejas izquierdas, tenga una visión esperanzadora, crítica y realista sobre el presente de la sociedad cubana, y tenga en sus manos –o al menos en mente- un proyecto de país sostenible y alternativo para el futuro inmediato.
En este sentido, me parece que es mucho más difícil de lo que parece hablar de una nueva izquierda realmente existente en Cuba. Creo que es inadecuado por completo si lo que se quisiera acentuar es la juventud de su membresía real o virtual, o la focalización exclusiva de la nueva izquierda en un movimiento concreto como, por ejemplo, el Observatorio Crítico. De lo contrario, lo más lógico o correcto, si realmente tal identificación fuese válida, sería enviarle un mensaje electrónico a sus coordinadores diciéndoles que por favor cambien el nombre que ustedes son la Nueva Izquierda Cubana. Por demás, creo que hay algún grupo que ya se llama así.
Me parece aun sospechoso y sumamente problemático este término, si lo que se quiere decir con nueva izquierda tiene alguna conexión ideológica o simplemente cronólogica con la “restauración” de la izquierda latinoamericana vía Hugo Chávez, Daniel Ortega y compañía. En última instancia, aunque no pretendo analizar esta problemática aquí, no creo que sea siquiera pensable trasplantar tales experiencias en suelo cubano.
Y es realmente difícil hablar de un movimiento de la nueva izquierda en Cuba si acentuamos en el horizonte de expectativas y no en contenido empírico real de un término, porque entonces estaremos hablando de algo que realmente se quiere, pero que verdaderamente no existe.
Esta es justamente la cuestión que discute Marie Laurie Geofrayy en un artículo republicado en el Blog del Observatorio Crítico. A la pregunta por la existencia de una nueva izquierda en Cuba, ella pasa por observarla y determinarla desde “diferencias estructuradoras” con los actores políticos de la oposición liberal y concluye con tal proposición: La “nueva izquierda” constituye por tanto más bien una nebulosa cuya ambición es ante todo experimentar, es decir, practicar nuevas formas de sociabilidad, de ciudadanía y de acción social, artística y política a nivel local, más que constituirse en una corriente política sólidamente estructurada.
Confieso que esta definición tan concluyente sobre la nueva izquierda cubana me parece tan inexacta como el término mismo con el cual la define. Nebulosa es la metonimia más vaga después de “globo” y “bola” que podríamos encontrar en el habla política de la cotidianidad cubana para nombrar algo que sucede, algo que existe. Y no por casualidad la realidad que queda para la ensayista en cuestión y con la cual puede verificar si existe o no “tal NIC” se ubica casi exclusivamente en el horizonte de expectativas.
Si existe una nueva izquierda cubana, como también podríamos hablar de una nueva derecha liberal, no debería definirse tanto esta por su horizonte de expectativas sino por su contenido empírico. O más bien en su capacidad de combinación del contenido real del movimiento con su proyecto, es decir: si existe alguna nueva izquierda en Cuba ésta tiene que ser “visible” y contable en ciudadanos, organizaciones, grupos, redes, instituciones o partidos, y con algún programa político del cual se desprendiese sin muchas entrelíneas:

1.              sus posicionamientos epistemológicos como movimiento ideológico y fuerza política en la Cuba del siglo XXI,
2.              su  posicionamiento crítico y estratégico frente al bloque histórico de la RC,
3.              su posicionamiento estratégico frente a los diversos actores políticos  de la derecha conservadora o liberal, y desde luego con los actores de la izquierda que no entrarían en el marco de la nueva izquierda,
4.              Una visión política (al menos una) en cuanto proyecto de país para el futuro mas inmediato, pero también para el futuro mediato.

Cuando hablo de posicionamientos epistemológicos no me refiero solamente a episteme en sentido fuerte y helénico, sino en la capacidad de haber superado, de haber sabido superar en la vida real las inmensas contradicciones de los socialismos históricos y reales, pero sobre todo los llevados a cabo en el mismo patio.
De haber efectuado una “operación epistemológica” (es decir, de saber en cuanto a las condiciones del saber mismo pero también del saber cómo), que haya solucionado epistemológicamente el callejón sin salida de una Revolución Cubana que se quedó entrampada entre dilemas como nacionalismo-antimperialismo, propiedad privada-propiedad estatal, democracia popular socialista-democracia liberal occidental, y otros más sin poder solucionar exitosamente ninguna de ellos. Justamente porque se planteó erróneamente y, sobre la base de tales falsos dilemas construyó toda su ideología y su proyecto de sociedad.
De haber efectuado una operación epistemológica capaz de superar – y de paso también disolver exitosamente los fantasmas y espectros que todavía emanan de- la crisis del bipolarismo de la Guerra Fría con algo más que nacionalismo del tipo 100% cubanos o Todos somos cubanos, que fue la receta ideológica de calce que le sirvió al Partido Comunista Cubano para sobrevivir al derrumbe de la URSS.
De haber efectuado una transición epistemológica más allá de los artilugios y reconversiones –en buena medida auténticas- en el campo artístico-cultural cubano desde el horizonte de una modernidad eurocéntrica a una postmodernidad pluricéntrica.
En otras palabras, ser capaz de situarse a la altura de las demandas, las aspiraciones, las expectativas de las inmensas mayorías afectadas, en el proceso posrevolucionario. Al mismo tiempo, ser capaz de situarse geopolítica, ideológica y políticamente en una situación de posible diálogo con la comunidad internacional. En pocas palabras, la nueva izquierda cubana independiente, o mejor dicho, conjuntamente con su intención profesa de practicar sociabilidades anticapitalistas, comunitarismo a nivel local para fortalecimiento de los lazos sociales y desarrollo de modelos más solidarios de convivencia social, no puede obliterar la dimensión del espacio-nación y su inserción en la sociedad global de una manera orgánica y sostenible.  
11 tesis sobre la política
Jacques Rancière

  1. La política no es el ejercicio del poder. Debe ser definida por sí misma, como una modalidad específica de la acción, llevada a la práctica por un tipo particular de sujeto, y derivando de una clase de racionalidad específica. Es la relación política la que hace posible concebir al sujeto político, no a la inversa.
  1. Lo peculiar de la política es la existencia de un sujeto definido por su participación en opuestos. La política es un tipo de acción paradójica.
  1. La política es una ruptura específica de la lógica del arkhé, dado que no presupone simplemente la ruptura de la distribución “normal” de las posiciones entre quien ejercita el poder y quien lo sufre sino también una ruptura en la idea de las disposiciones que hacen a las personas “adecuadas” a estas posiciones.
  1. La democracia no es un régimen político. Es una ruptura de la lógica del arkhé, en otras palabras, la anticipación de la regla en la disposición por él. La democracia es el régimen de la política en tanto forma de relación que define a un sujeto específico.
  1. El pueblo, que es el sujeto de la democracia, y por lo tanto el sujeto matricial de la política, no es el conjunto de los miembros de la comunidad o la clase obrera o la población. Es la partesuplementaria en relación a cualquiera de las partes contables de la población que hace posible identificar la cuenta de los incontados con la totalidad de la comunidad.
  1. La esencia de la política es la acción de sujetos suplementarios inscriptos como un plusvalor en relación a cualquier cuenta de las partes de una sociedad.
  1. Si la política es el trazado de una diferencia evanescente en la distribución de las partes sociales, entonces su existencia no es de ninguna manera necesaria. Por el contrario,  la política sucede siempre como un accidente recurrente en la historia de las formas de la dominación. El objeto esencial del litigio político es la existencia misma de la política.     
  1. La política es específicamente antagónica a lo policial. Lo policial es una distribución de lo visible cuyo principio es la ausencia del vacío y el suplemento.
  1. La tarea esencial de la política es la configuración de su propio espacio, lograr que el mundo de sus sujetos y sus operaciones resulten visibles. La esencia de la política es la manifestación del disenso, en tanto presencia de dos mundos en uno.
  1. La característica fundamental de la filosofía política consiste tanto en anclar la acción política en una modalidad específica del ser como en ocultar el litigio que es constitutivo de la política. Es en ladescripción misma del mundo de la política que la filosofía produce este ocultamiento. Por otra parte, la efectividad de esta operación es perpetuada en las descripciones no filosóficas o anti-filosóficas de este mundo.
  1. El “fin de la política” y el “retorno de la política” son dos maneras complementarias de cancelar la política a través de una relación simple entre el estado de lo social y el estado de los aparatos estatales. Consenso”  es el nombre vulgar de esta cancelación.


  Η ΕΛΑΦΡΙΑ ΠΝΕΥΜΑΤΙΚΟΤΗΤΑ ΤΗΣ ΕΝΣΥΝΕΙΔΗΤΟΤΗΤΑΣ   Μετά από μερικούς αιώνες προοδευτικής εκκοσμίκευσης, ταχύτατης προσαρμογής των περισσό...