LA ESPERANZA DEL MUNDO
ARCHIPRESBITERO
BASILIOS KALIAKMANIS
Profesor de Teología Pastoral de la Facultad de Teología de la
Universidad Aristotélica de Tesalónica
a) En los
cinco Domingos de la Santa y Gran Cuaresma son leídos durante la Divina
Liturgia pasajes de la Carta a los Hebreos. En esta epístola se hace referencia
principalmente a hechos y figuras del Antiguo Testamento, que precursan y
prefiguran la encarnación del Hijo y Logos de Dios, su vida terrenal, su
crucifixión y su resurrección. Pero también en los servicios litúrgicos del
resto de los días de la Cuaresma se
percibe el dominio de los textos mesiánicos del Antiguo Testamento. De esta
manera, simbólica y empíricamente la Iglesia nos introduce sacramentalmente en
el misterio de la fe y nos prepara para el gran "paso": la Pascua de los
cristianos.
b) Del mismo
modo que Dios cumplió sus promesas al patriarca Abraham y se presentó fidedigno
en los antiguos tiempos, así el mismo Cristo se convierte en un punto de
referencia estable y esperanza cierta en el mundo para cada época. Y como el
patriarca Abraham se mantuvo firme en su fe, a pesar de que se enfrentaba a
grandes retos, por lo que los cristianos están llamados a permanecer firmes e incólumes
en su fe. Abraham se superó a sí mismo por medio de la obediencia absoluta a la
voluntad de Dios, cuando decidió llevar a su hijo Isaac para el sacrificio.
Pero Dios, viendo la creencia honesta de su siervo fiel, intervino milagrosamente
e impidió el sacrificio.
c) La
esperanza de los cristianos se simboliza en el ancla. Del mismo modo que el
barco se estabiliza con él y evita el peligro de las olas, asimismo el
cristiano que tiene su esperanza en Dios mantiene un punto de referencia estable.
Esta esperanza, como lo enseña San Isaac el Sirio, viene de la fe del corazón, la
cual es auténtica cuando está acontece "con el conocimiento y el
discernimiento." Puesto que existe una falsa esperanza, la cual se
identifica con la utopía, en la cual los seres humanos se apoyan a través de
los diferentes sistemas políticos. Sin embargo, la utopía es desmentida en la
cotidianidad, en contraste con la esperanza cristiana que es avivada desde el
futuro y mantiene al hombre en un estado permanente de preparación espiritual.
d) Esta
esperanza activa al cristiano lo conduce a una preciada observancia de los mandamientos divinos y no
lo avergüenza nunca. "El débil y
negligente en la obra de la virtud no puede tener tal esperanza, sino sólo aquel,
que siempre en cualquier circunstancia está con Dios a través de la belleza de sus
obras y levanta los ojos de su corazón a Él", nos enseña el Venerable
Isaac. De manera que la esperanza cristiana no está asociada a ninguna
fantasmagoría futurista, sino en un trabajo espiritual sólida desde el
presente.
e) La falta
de esperanza tiene efectos perjudiciales para la vida espiritual. En la
tradición de los Santos Padres se subraya que: "Peor que el acto de pecar
es el de estar desesperado". Además, se subraya que el pecado es humano,
pero la desesperación y la desesperanza es demoníaca, mientras el
arrepentimiento es de naturaleza teándrica. Como paradigmas se muestran los dos
discípulos de Cristo, Judas y Pedro. En el primero, la desesperanza y la
desesperación lo llevaron a la perdición. En el segundo, el arrepentimiento
sincero y las lágrimas purificadoras lo
redimieron, y de este modo el Apóstol Pedro fue llevado a un encuentro con el
Cristo Resucitado.
f) La
paciencia en medio de las aflicciones y el valor frente a las dificultades de
la vida espiritual, mantienen viva la esperanza en Dios. La esperanza es la
dimensión de la fe que no está asociado sólo con el pasado y el presente, sino
que también se extiende hacia el futuro. En el presente mundo, los de
Dios, que afirman la presencia de los dones divinos y la theoptía (visión de Dios), experimentan místicamente la eternidad.
Es decir, experimentan anticipadamente los bienes futuros del Reino de Dios,
incluso conociéndolos sólo "en parte". El conocimiento parcial de los
misterios divinos fortalece la fe y la esperanza, y les informa un carácter de
certeza. En la eternidad, porque todas las verdades divinas serán confirmadas
empíricamente, no se necesitan fe y esperanza. Entonces sólo tendrá valor el
amor.
g) En los
últimos años, la esperanza del hombre se basó enteramente en los
descubrimientos científicos, la tecnología y la investigación constante para
resolver todos los problemas. El pasado fue desacreditado, el presente se
convirtió en un tiempo hedonístico y el interés se centró principalmente en el
futuro. Sin embargo, "desde hace
tiempo ha comenzado la cuenta regresiva. Las cosas en las cuales los seres
humanos apoyaron su esperanza les decepcionaron. La relatividad de las
soluciones que estas ofrecen, la multitud de nuevos problemas que estas crean, así
como también las amenazas graves que prefiguran para el futuro inmediato se
hace cada vez más evidente. El ser humano se siente en un callejón sin salida".
La conciencia de la situación trágica y la inspiración desde la Persona de
Cristo, que constituye realmente la "Esperanza del mundo", puede sacar
al ser humano de este callejón sin salida, abriéndole una ventana de salvación
hacia el futuro.
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